Juanillo (el de) la burra
Juanillo era un muchacho que no tenía nada que comer. Un día salió con su madre a coger tagarninas y se perdió en el monte. Cuando se hizo de noche se encontró con una burra tumbada en el suelo, entonces Juanillo se echó sobre ella para calentarse y empezó a alimentarse con la leche del animal.
Fue pasando el tiempo y Juanillo se hizo mayor, así que pensó que no se iba a tirar toda la vida detrás de una burra. Un buen día se decidió a correr mundo. Montó en la burra y se fue de pueblo en pueblo.En uno de ellos se encontró con un muchacho arrancando pinos que le dijo:-¿A dónde vas, Juanillo?-Voy a ver si me busco la vida. ¿Y tú qué estás haciendo?-Aquí ando trabajando.-Pues vente conmigo a ver lo que encontramos.El muchacho se fue con él y siguieron andando hasta que encontraron a otro chaval que estaba arrancando piedras de molino de tres en tres. Juanillo le preguntó lo mismo que al primero y también lo convenció para que se fuera con él a buscarse la vida, así no estaría trabajando siempre en lo mismo.-Mira –les dijo Juanillo-, a partir de ahora tú te llamarás Arrancapinos y tú Trespiedrasdemolino.Los tres salieron caminando hasta que se les echó la noche encima. Vieron entonces una lucecita a lo lejos y decidieron acercarse. Cuando llamaron a la puerta les abrió una ancianita que estaba asando chorizos y que les dijo que podían pasar la noche allí si ellos querían. Y entraron y le explicaron que lo que ellos querían era buscarse la vida por esos caminos del mundo.La mujer les contó que por allí cerca vivía un rey que tenía tres hijas encantadas en una cueva. Por lo visto, a quien las sacara vivas de allí, el rey le daría una recompensa muy buena, pero hasta entonces nadie lo había conseguido, todos habían fracasado. Juanillo no se lo pensó dos veces y le dijo a la viejecita:-Bueno, pues mañana mismo vamos a buscar al rey.Y así lo hicieron. Cuando se levantaron fueron a buscar al rey. El rey les comentó que al que sacara a sus tres hijas de la cueva le daría una recompensa muy buena y se podría casar con la hija mayor. Les indicó dónde estaba la cueva y les proporcionó ropas y provisiones para el viaje. Cuando llegaron al lugar se dieron cuenta de que la cueva era hondísima, así que tuvieron que fabricar una cuerda muy larga con hojas de palma.Ninguno de los tres quería ser el primero en bajar y tuvieron que echarlo a suertes. Le tocó a Arrancapinos. Y Juanillo le dijo:-Mira, aquí hay una campanita atada a la cuerda. Cuando la toques, te subimos.Arrancapinos comenzó a bajar, pero al ver lo hondo y oscuro que estaba aquello, tocó la campanita enseguida y lo subieron.Después le tocó a Trespiedrasdemolino. Empezó a bajar, bajar, bajar, hasta que se asustó y tocó la campanita. Y otra vez para arriba. Y dijo Juanillo la burra:-Ahora me toca a mí. Pero yo voy a hacer lo contrario que ustedes. Cuanto más toque yo la campanita, más cuerda soltáis para abajo.Y venga a tocar y venga y venga y al llegar abajo se encontró con dos espadas, una buena y otra mala. Cogió la que le parecía que cortaba mejor y siguió para dentro hasta que se topó con un ogro, que le dijo:-¡A carne humana me huele!Y Juanillo:-A este lo mato yo.Lo mató, le cortó el dedo más largo y se lo guardó en el bolsillo. Ese ogro era el que guardaba a la hermana más pequeña, así que la sacó y la subió para arriba.Juanillo siguió para dentro y encontró una serpiente de siete cabezas. La mató, le cortó las siete cabezas y se las guardó. Como la serpiente era la que guardaba a la hermana mediana, la liberó y la subieron para arriba.Siguió para dentro y se encontró con un toro, que era el que guardaba a la mayor. Pero Juanillo hizo lo mismo: con mucho valor lo mató, le cortó la lengua y se la guardó. Y a la princesa la subieron para arriba.Cuando ya estaban las tres hermanas fuera, los amigos, para llevarse la recompensa, no quisieron sacar a Juanillo de la cueva. Lo dejaron abajo y se fueron ellos a palacio.Juanillo la burra se quedó allí abajo pensando cómo podía haber pasado aquello y qué podría hacer para salir de allí. Entonces se le apareció un diablillo:-¿Qué te pasa, Juanillo?-Que mis dos amigos se han ido y me han dejado aquí.-No te preocupes, yo te llevaré a palacio. Súbete a mi espalda y te llevo arriba.Cuando Juanillo llegó a palacio, los amigos estaban celebrando una fiesta. Juanillo le contó al rey lo que había pasado y el rey dijo:-¿Tienes alguna prueba para que yo sepa que tú eres el que ha salvado a mis hijas?-Sí. Este es el dedo del ogro que guardaba a la pequeña, estas son las siete cabezas de la serpiente que guardaba a la mediana y esta es la lengua del toro que guardaba a la mayor.Entonces dijo el rey:-Pues sí que es cierto. Por ser el más honrado, te casarás con mi hija mayor. Y estos dos, por desagradecidos, se quedarán sin nada y tendrán que trabajar para ti durante toda su vida.Y así fue que Juanillo heredó todo el reino.
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